¿Puede el arte ayudar a sanar emocional, e incluso espiritualmente? Esta es la pregunta que da origen a Cicatrizarte. Tenemos un país roto por la violencia y la desconfianza en las autoridades. De ahí, seguimos el camino de 16 niños y niñas, todos ellos huérfanos de padres que murieron en hechos violentos. Todos ellos hijos de policías federales abatidos en el cumplimiento de su deber. Seguimos con 8 policías que sufrieron heridas permanentes que les cambiaron la vida, también en cumplimiento de su deber. Las historias de todos están llenas de dolor y amargura. Pero a través de su contacto con el quehacer artístico nuevas posibilidades se abren en sus vidas. ¿Si el arte puede hacer esto por los individuos, qué podrá hacer por un país herido por la violencia y la corrupción?.